viernes, 28 de octubre de 2011

LA MUERTE DE GADAFI Y LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA

Claro que pueblo libio no acabó con Gadafi. Pero, más allá de los mártires de la resistencia en Sirte, quiénes salieron a defenderlo? Escribo, con "temor y temblor" y, con unos deseos infinitos de equivocarme. Qué se hizo. por ejemplo el pueblo de Trípoli, el que más espléndidos beneficios había recibido de Gadafi y de su revolución verde, como para exhibir un nivel de vida europeo, pletórico de hedonismo consumista, y lleno de altares por todos lados, sobre todo, en cada hogar y en cada corazoncito berebere, a la única diosa que ejerce su dominio por igual entre socialistas y liberales, cristianos y musulmanes, creyentes y ateos, es decir, la diosa tecnología, acompañada de confort y opulencia? Andaban quizá muy preocupados por que regrese cuanto antes la paz -como sea!- para que los niños no se perjudiquen y puedan regresar cuanto antes a la escuela, con nuevos profesores, en caso de que los anteriores hayan muerto o estén encarcelados. Aparentemente, nada de malo hay en usar la renta petrolera para mejorar las condiciones de vida del pueblo y para que el socialismo resulte "humanamente gratificante". Pero, ¿revolución sin sacrificio, sin esfuerzo, tranquila y cómoda, como una partida de Bridge? ¿Quién sabe? Creo, con la "Virgen roja", que quien reclama y exige y aun lucha por los pobres, sin ser o haberse hecho voluntariamente él mismo, pobre, quizá sólo sea un oportunista, un logrero que utiliza el sufrimiento ajeno en su propio beneficio. Si otro intento de golpe de estado encuentra a los cuadros del PSUV y a los altos funcionarios del Estado viviendo en Petare o Las Adjuntas o en cualquiera de las barriadas de Venezuela o con los pobres del campo, compartiendo su hambre o su pan, su modesto techo y condiciones de vida... ¿Quién podrá contra el pueblo? Pero, si ocurre como la vez pasada, que a los líderes los capturaron en sus apartamentos y mediante denuncia o "sapeo" de sus propios vecinos de urbanización pequeñoburguesa, los mismos que los habían escarnecido a la salida de restaurantes y centros comerciales días antes del golpe, estaremos jodidos. Coletilla: Cuántos funcionarios de la revolución se tratan sus dolencias en la Misión Barrio Adentro, de la mano de un buen médico cubano, y como testimonio contra el famoso HCM, tan ineficiente como escandalosamente oneroso para el Estado popular, como que sostenerlo le cuesta decenas de veces lo que cuesta toda la Misión Barrio Adentro... ¡Qué vaina, carajo! Hay golpes en la vida tan fuertes, yo no sé... dijo el poeta. ¡Y, no sólo los físicos o los de Estado!

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